Diseñador gráfico e ilustrador por formación académica (se graduó en Diseño gráfico en la escuela de Comunicación de Londres en 2004), Aman Khanna desarrolló su actividad artística ligada a esta especialidad durante un tiempo, primero en Londres, donde creó el estudio Infomen con su amigo Carlos Coelho, y después en Nueva Delhi donde montó el estudio de diseño Infonauts.
Desde entonces, su carrera gráfica ha conocido el éxito tras trabajar para grandes empresas en todo el mundo, pero desde hace aproximadamente tres años, el mundo de la cerámica se cruzó en su camino y le abrió los ojos a otro lenguaje con el que expresar mejor sus sensaciones. Ha descubierto cómo la cerámica añadía una nueva vía a su trabajo, la tercera dimensión, que hasta entonces se había reducido dos.
Fue entonces cuando Clayman nació y comenzaron a surgir del trabajo con sus manos pequeñas piezas y esculturas que le permitían expresarme íntimamente. Su obra se va a dividir en tres categorías: objetos funcionales, disfuncionales y esculturas. “Muchos de los objetos que hago están hechos a mano y son puramente funcionales, para ser utilitarios y ser usados a diario, pero otros encarnan la disfuncionalidad intrínseca que se vive en la sociedad y hacen alusión a la fragilidad de la condición humana. En el caso de las esculturas, son el resultado de una continua observación del comportamiento humano y de sus dilemas. Es como ser testigo de su propia deshumanización para pasar a ser una figura más entre todo lo que produce el ser humano”, asegura el artista.

En principio, no tienen demasiado en común sus dos actividades aunque sí se complementan. Por un lado, la parte de diseño gráfico le ha servido para tomar conciencia con la problemática que se genera continuamente en el mundo (colaboró en numerosas campañas solidarias) y ver cómo su trabajo servía para ayudar a la gente, y las esculturas y el trabajo en cerámica le ha abierto una nueva puerta a los sentimientos y a la parte interior del ser humano. “Desde que empecé a trabajar con la cerámica, la gente se muestra curiosa e intrigada por su estética”, comenta.
Sus esculturas, sobre todo las que muestran los rostros humanos, son proyecciones de sus propios sentimientos, de situaciones vividas y de respuestas concretas a momentos determinados que le permiten expresarse y contar pequeñas historias. “Es como tener una voz personal que me permite hablarle al mundo”; dice Aman.
Descubrir el trabajo con la cerámica me ha abierto la posibilidad de trabajar en tres dimensiones, algo que me fascina.
Importante para conseguir compaginar sus actividades es su reducido equipo, en el que hay desde alfareros y artesanos que le descubren los secretos del trabajo manual, hasta diseñadores gráficos que le ayudan en sus labores de postproducción, etc.
“De momento, el trabajo con la cerámica me tendrá atrapado durante un tiempo. No es que no quiera probar con otros materiales, pero el hecho de que el barro sea una sustancia casi olvidada y que permita un moldeado tan variable, me apasiona. Para mí es un gran satisfacción, porque me permite, a lo largo de todo el proceso de creación, contar todo tipo de historias distintas”, asegura el artista indio.
Fotos. © Aman Khanna
claymen-art.tumblr.com

Piezas de la colección “Pointless Beings”

Selección de piezas de cerámica de “Objetos funcionales”

Esculturas de la sección “Objetos funcionales”

Imagen de exposición

Caras de “La tiranía de la percepción” y embalaje

Cerámicas de la serie “Espectadores”

Pareja de esculturas

Tienda/ galería de Claymen
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